TAREA 2.2 - AUTODIAGNÓSTICO SOBRE MI INTELIGENCIA EMOCIONAL


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QUÉ ES PARA MÍ LA INTELIGENCIA EMOCIONAL


Para mí supone utilizar la reflexión racional para regular las emociones que vivo, usando estrategias para ofrecer la respuesta conductual más conveniente en cada momento. Ya sea serenarse, atemperarse o elevar los tonos.

Utilizando la metáfora del pentagrama, sería la acción semejante que realiza el compositor poniendo las notas que necesita, en cada instante, para obtener la belleza en su melodía. Nuestra existencia continua es esa bella melodía que queremos que exprese lo mejor de nosotros y que alcance sus objetivos de plenitud y, eso exige, tempo, compás, ritmo, armonía, tonos apropiados (alegre, dramático, silencio…), creatividad, autoconciencia, capacidad de análisis, decisión y dominio de las técnicas.


CÓMO MANEJO MIS EMOCIONES


Son muchos años ya conviviendo conmigo mismo y mi generación hemos aprendido en el libro de la vida la mayoría de las cosas, a base del método ensayo-error. Mi adolescencia como momento fundacional de mi persona fue muy convulsa socialmente (final del franquismo), culturalmente (catolicismo social) y económicamente (trabajando y estudiando). Y tuve que aprender muy rápido, teniendo que situarme antes en la realidad social, conociéndola, para poder orientar mi existencia.

No había surgido el interés por lo emocional, aunque poco a poco, fui aprendiendo de la bibliografía de la época (Th. Harris “Yo estoy bien, tú estás bien”; W. Dyer “Tus zonas erróneas” o C. Rogers “El proceso de convertirse en persona”...) sobre todo a reflexionar, conocerme y gestionar la existencia. Los estudios filosóficos ayudaron enormemente, como fuente continua de enriquecimiento.


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Aprendí por ello el manejo de mi libertad y sus consecuencias. Y desde esa conciencia de mi mismo, la relación con los demás, siempre fundada en una comunicación sincera de pensamientos, sentimientos y planteamientos.

Pero regresando a la pregunta, me veo en buena forma. Evidentemente nunca mantengo un ritmo uniforme de autoconciencia, hay momentos de abandono consciente, pero sí puedo decir que son muy pocas las veces que soy conducido por ellas. Me cuesta soltar el timón.

No me voy a poner una nota, lo siento. No me gusta calificar, ni autocalificarme. Puedo decir que sigo progresando adecuadamente, porque esta tarea es de construcción contínua, como respirar o montar en bici, no se puede dejar de pedalear para avanzar el camino.

Si puedo decir que ejercito técnicas de relajación, de meditación continua, de análisis, deliberación y reflexión, de contraste y diálogo con personas de confianza, en el gobierno continuo de mi existencia, y que me sirven para navegar sin sucumbir al poder de las corrientes internas o externas.

 

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CÓMO CREO QUE ME VEN MIS ALUMNOS/AS

Los alumnos me perciben como alguien peculiar por las cuestiones que les planteo, los retos que les propongo, las actividades de aprendizaje,... que tienen ese sello de marca que gira en torno al comprenderse y comprender, para explicarse y explicar. Pero, como adolescentes que son, protegidos y habituados a pocas responsabilidades y mucho ocio recreativo, este tipo de experiencias, les suena mucho a “comerse el coco” y rehuyen de ello.

Me he quedado sin alumnos en proyectos que implicaban escribir y reflexionar sobre la realidad adolescente, para publicar de vez en cuando algún artículo en la plataforma https://www.cibercorresponsales.org/ Y es que, escribir, es una poderosa arma de autoconciencia. También, me quedé sin colaboradores, en una web literaria, de publicación de trabajos de cualquier género, http://literaturagerminal.blogspot.com/ Porque enfrentarse a una producción literaria exige autoexaminar sentimientos, planteamientos, dilemas morales…

¡Qué decir, de la lectura crítica de obras de pensadores fundamentales! O de trabajos de investigación, emprendimiento, crítica social,...

Soy ese profe peculiar… sin escapatoria alguna, porque las materias que imparto van a ese centro de problemas que afectan a toda persona (identidad, conocimiento, moral, convicciones ideológicas o religiosas, sexualidad…) y están siempre en el núcleo de todas las polémicas.

Entenderéis que, haya buscado una salida no docente, a pesar de que me apasiona la educación.

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POR DÓNDE MEJORAR

Creo que la parte más endeble de mi manejo emocional está en la gestión de las frustraciones. Me imagino que influirá también la edad y el carácter. Pero me noto más flojo que antaño, como en lo físico. Y acabo tirando hacia el abandono allí donde, después de trabajar y trabajar, no obtengo los resultados esperados.

No encuentro elementos de flexibilidad, que antes encontraba en el apasionamiento y la constancia, para reformular las estrategias educativas. Este talón de Aquiles constituye el sendero por el que ha de transitar mi mejoría.



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